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lunes, 26 de marzo de 2012

Qué es Vintage


El presente se hamaca entre el frío metálico de la tecnología y la tibieza naíf de las maderas y los géneros antiguos que aporta el estilo vintage.

El vintage gana terreno porque permite traer el ayer al hoy en una versión sutilmente aggiornada. Triunfa por rescatar objetos de manera nostálgica para mezclarlos con los más nuevos y, en esa mezcla, se define la vanguardia.
La palabra vintage, que en inglés significa cosecha, es un modo metafórico para designar objetos de antaño que vale la pena rescatar, ya sea por su diseño, su material, su representatividad de una época o porque fueron confeccionados por alguien reconocido. En general se aplica a prendas y accesorios realizados a partir de 1800 y hasta, aproximadamente, 1960.
No hay que confundir el vintage con el estilo retro, que corresponde a lo producido (en moda, discos, autos, decoración, etc.) en la segunda mitad del siglo XX y hasta los 90.
Adoptar el vintage implica tener lo que nadie tiene, pero con un plus: más allá de su encanto, las piezas son de gran calidad.
En mueblería es fácil verificarlo porque están hechas con buenas maderas y realizadas a mano por ebanistas artesanos.
Los diseños son únicos y también llevan una fuerte carga emocional aunque no provengan de la propia familia.
Las tendencias, ya sea en moda o en interiorismo, tienen que ver con los momentos anímicos que atraviesa la sociedad. Hoy triunfa el estilo vintage porque hay una tendencia creciente a vincularse con las emociones: ya no interesa la ostentación de los 90, ese alardeo fue reemplazado por la búsqueda de espacios y elementos que, además de ser armoniosos estéticamente, nos generen algo. Hoy buscamos que los objetos nos conmuevan en algún sentido.
El mejor ejemplo es el fenómeno que se da en la decoración hotelera, que en algunos casos busca transmitir la sensación de hogar fuera del hogar y en otros una sensación teatral que sacuda el espíritu y no reduzca el lugar a un sitio para dormir.
Es muy importante no abusar con las antigüedades sino dosificarlas armónicamente, saber mecharlas con elementos modernos que, por contraste, signifiquen una cuota de frescura.

Agradecimientos
SOFÍA WILLEMOËS

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